De chicos, muchos han pasado sus horas entre lapices y libros para colorear, eligiendo los colores adecuados y «tratando de no salirse de las lineas. Existen varios libros aptos para que adultos y sobre todo niños puedan disfrutar pintando las diversas figuras que se presentan. Estos son temáticos, utilizando personajes conocidos de la televisión o paisajes y frutas. Los últimos mencionados existen desde hace décadas y cuentan con imágenes tanto simples como complicadas, un ejemplo de ellos son los dibujos que poseen varias frutas juntas, imitando una naturaleza muerta.
Las frutas están ubicadas de una manera que se luzcan en un conjunto, pero que no pierdan la idea de que son diferentes entre ellas. Una imagen que siempre se puede apreciar es el conjunto de frutas grandes, como una piña, un racimo de plátanos; con frutas medianas y pequeñas como una manzana, una pera, una naranja, un racimo de uvas con su característica hoja, y algunas cerezas. Todo ellas dibujadas con perfección para que a todos aquellos que lo vean, le den ganas de llevarlas a la vida con sus lápices de colores.
Pero como se mencionó anteriormente, existen dibujos que son simples, que solo cuentan con una fruta, ésta puede ser grande o pequeña, puede ocupar toda la página o solo una parte de ella.
Un ejemplo son los dibujos de las fresas, con su tallo, sus hojas y sus semillas, éstas pueden estar de forma vertical u horizontal, ser anchas o finas, siempre diferentes para que el «artista» pueda ponerle el color que desee siguiendo los hilos de su imaginación.
Sin embargo, las fresas no son las únicas que hay en un libro para colorear frutas, sino que hay tanta cantidad de frutas como podamos imaginar. Siempre se pueden encontrar las clásicas manzanas, los racimos de plátanos, que cuentan con tres o más ellos y hasta las pequeñas cerezas. En cada dibujo se trata de resaltar los detalles, como el cabo, las hojas o las mismas marcas de sombra, para aquellos meticulosos que tratan de darle color tal cual es en la realidad.
El pintar siempre ha sido una manera de relajarse que tiene el ser humano, usar muchos colores para imitar la realidad o demostrar la forma que apreciamos un objeto ¿quién cuando era chico no pintó una manzana violeta o trataba muy cuidadosamente de no salirse de las líneas? Estas imágenes que existieron en la infancia siguen estando para chicos y grandes, siendo una forma de entretenimiento para pasar el tiempo o para quitar el estrés y desconectarse del mundo en los minutos que terminemos de pintar un conjunto de frutas.